El repentino despertar de la economía después de un período de inactividad con el final de la pandemia ha disparado los precios y ha puesto a muchos distribuidores y fabricantes en una posición difícil. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la inflación acaba en 2021 en el 6,5%. Algunas ciudades han tenido escaladas de precios de costes de hasta el 8,2 %.
Aunque se espera que sea una siendo Toledo la capital de la escalada de costes situación coyuntural, es necesario estudiar de cerca su evolución y de forma constante. La provincia de Zaragoza concentra el 53% de toda la economía aragonesa y es muy dependiente del sector agrícola. Si la inflación no desaparece, los altos precios de la energía y la escasez de materias primas son el mejor abono a la recesión de la economía. Por eso es importante que el Gobierno de España tome medidas en el asunto y que no se desentienda y abandone a las diferentes Comunidades, a pesar de los grandes esfuerzos que hacen algunas de ellas, como es el caso de Aragón entre otras a su suerte y es lo que se demanda desde FACU.
Algunos productores de mermeladas han tenido que subir el precio un 25 % para sufragar los gastos de los frascos de cristal, tapas y transporte y aun así se quedan cortos.
Eso también ocurre con otros productos alimenticios como el vino , patés, mejillones y otro muchos que han hecho que se encarezca sustantivamente la cesta de la compra.
La elevada subida de precios sigue poniendo en jaque también a la industria de la automoción.
Los empresarios se están apretando el cinturón para no trasladar los incrementos de los precios a los consumidores. Un esfuerzo que no se puede mantener por mucho más tiempo, porque el rendimiento de los negocios, sobre todo los más pequeños, está en serio peligro y desde FACU se demandan responsabilidades y medidas urgentes al Gobierno Central para asumir estas importantes carencias y defender a los sectores más vulnerables y especialmente al consumidor.
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