Nuevamente ha subido un 0,8 % la inflación respecto al mes de abril y estamos en el 8,7 % el nivel más alto desde octubre de 1986, aunque esté más bajo que en el mes de marzo que fue un 9,8 %.

Esto se debe al precio de los carburantes, alimentos y bebidas no alcohólicas en el mes de mayo.

Eso es un claro gesto que se está viviendo en un tiempo de clara inflación permanente que no baja del 4,9 % ó el 5,3 % y eso supone un grave problema para los más vulnerables y puede ser la antesala de una posible deflación de graves consecuencias, por eso se pide que se busquen alternativas con la mayor celeridad posible para subsanar los problemas que el 70 % de la población está sufriendo especialmente.

Especialmente preocupante es el impacto negativo sobre los hogares más pobres y vulnerables ubicados en áreas urbanas, que dedican un porcentaje grande de su ingreso total a adquirir alimentos y otros recursos básicos. Ellos son los que más sufren los efectos de la escalada de precios.