En España es obligatorio usar la mascarilla en exteriores, pese a que científicamente se ha probado la irrelevancia de esta medida. Para FACU prolongar esta obligación no es estrictamente necesario contrario a las recomendaciones científicas y puede ser incluso contraproducente: hay otras medidas mucho más necesarias.

Tras dos años de pandemia, y después de seis oleadas ya se ha acumulado el suficiente conocimiento avalado por las evidencias sobre las medidas más eficaces contra el COVID-19 y así poder frenar la transmisión y el uso indiscriminado del la mascarilla en exteriores en una de las que ha mostrado poca eficacia para ello.

Por eso, desde FACU consideramos que la decisión de prolongar la obligatoriedad de esta medida es un error: no tiene fundamento científico, la OMS nunca lo ha recomendado, y además puede ser hasta contraproducente. Los ciudadanos, obligados a llevar a todas horas la mascarilla, caen con más facilidad en la fatiga de pandemia y pueden llegar a relajarse en el cumplimiento de otras medidas mucho más eficaces y recomendables para ello.

EL USO CORRECTO DE LA MASCARILLA.

Primero recalcar el uso de mascarillas homologadas .

Normas de utilización correcta de la mascarilla:

  • En espacios interiores de uso público (lugares de trabajo, centros sanitarios, locales de ocio, comercios, transporte público, dependencias oficiales…), sobre todo cuando no disponen de ventilación adecuada.
  • En el exterior cuando no se puede respetar una distancia mínima de seguridad, que la OMS fija en estos momentos en al menos 1 metro de distancia (en aglomeraciones de personas al aire libre, por ejemplo).
  • Pero no es preciso llevarlas al aire libre cuando se puede respetar una distancia de seguridad en nuestras interacciones con otras personas no convivientes.

Para FACU , es necesario valorar de nuevo, a la luz de la situación actual, las medidas restrictivas que se siguen aplicando en España, pues algunas de ellas no son eficaces para evitar la transmisión del virus y en cambio suponen un elevado coste económico y social para muchas personas. Así sucede con las medidas restrictivas en colegios, residencias de ancianos o centros sanitarios, que deberían empezar a normalizarse cuanto antes para evitar que al impacto de la pandemia se sumen importantes secuelas en el desarrollo psicológico, social o en la salud.