Casi un 70 % de los adolescentes (10 a 18 años) en la UE consumen ese tipo de bebidas y más de un 15 % presenta un consumo “crónico alto” de 7 litros al mes, y otro 13 % un consumo “agudo alto” y el 23 % de niños entre 3 y 10 también las consumen.

El consumo de dos latas sobrepasa la sobredosis aguda de cafeína, establecida entre 300 y 400 miligramos y una vez que sobrepasamos ese umbral aparecen síntomas de inquietud, nerviosismo, insomnio y trastornos gastrointestinales.

Si bien hace años se optó por prohibir que tabacaleras y bebidas alcohólicas patrocinaran eventos deportivos, esto se tenía que extender a este tipo de bebidas.

Los datos oficiales de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), expuestos en el primer párrafo, son realmente preocupantes.

Los deportistas los emplean para intentar aumentar su rendimiento físico. Las personas que deben mantenerse despiertas, estudiantes y determinados trabajadores y otros los mezclan con bebidas alcohólicas, lo cual es mucho más grave.

Sus beneficios no son tales y ya hay estudios que lo avalan y tienen serios riesgos para la salud de los que los consumen.

De acuerdo con sus componentes, la inmensa mayoría contienen taurina, ginseng y la carnitina que lejos de sus efectos beneficiosos producen efectos negativos comprobados no sólo por la EFSA, sino avalados por diferentes informes de la OMS.

Contienen también vitaminas de diferentes grupos como pueden ser la B6 y la B12 , que se encuentra en gran cantidad de alimentos y que la sobredosis se acumula en el cuerpo produciendo graves consecuencias a medio y largo plazo.

También contiene cafeína y que un excitante y que todo que pase de 75 mg., al día, es perjudicial para la atención, la memoria y el aprendizaje.

Una sóla de esas bebidas ya contiene más del doble y la mayoría llegan a 160 m. Eso puede afectar a la persona con síntomas de inquietud, nerviosismo, subida de tensión con las consecuencias perjudiciales en temas cardiovasculares.

Puede conllevar además por esos síntomas aumentar el riesgo de más consumo etílico y aumentar el riesgo de coma etílico.

Además, contienen importantes cantidades de azúcares añadidos y supera el triple de gramos recomendado por la OMS.

Potencia el sobrepeso pues su valor calórico es mucho mayor que el de una lata de refresco tradicional que suele ser de 139 Kcal. Y estas tienen casi 300 Kcal.

Se sugiere que se tomen medidas urgentes y comenzando que el término de bebida energética sea eliminado, revisar su composición para hacerlo más saludable.

Además, sería conveniente que cambiase la legislación europea que regula la publicidad de estos productos, así como el acceso a los mismos especialmente en sectores especialmente vulnerables como los niños y las niñas.

Una medida eficaz puede ser subir los impuestos pues reduce su consumo.

FEDERACIÓN ARAGONESA CONSUMIDORES Y USUARIOS. FACU.