Apoyar el consumo de productos ecológicos es una necesidad para conseguir un mundo más sostenible. El problema es que los productos eco son mucho más caros, de media tres veces más que sus equivalentes de marca blanca.
La producción ecológica es parte de la solución, pero hacer las cosas bien tiene un precio.
- La agricultura ecológica tiene menor productividad porque necesita más mano de obra, debe mantener la fertilidad del suelo a base de rotar cultivos y no emplea plaguicidas químicos y fertilizantes sintéticos.
- La ganadería ecológica emplea más tiempo de cría en algunas especies, necesita más terreno o reducir el número de animales en la misma superficie y la alimentación de pasto y cereales produce menos rendimiento que la de piensos y forraje.
- La pesca sostenible tiene cuidado con el tipo de especie, la zona y el arte de pesca, los ciclos de reproducción de los caladeros, la alimentación y el manejo de las instalaciones en la acuicultura.
- En productos de limpieza y cosmética es importante el coste de la inversión en innovación para lanzar productos de buena calidad sin ingredientes nocivos y también influye el precio más alto de algunas de las materias primas que emplea.
- Además, en los productos certificados como “ecológicos” hay que sumar el coste de la certificación, que garantiza al consumidor que, al menos, algunos aspectos de la sostenibilidad medioambiental están cubiertos.
El resultado es que los productos ecológicos tienen un precio más alto, y lo cual es comprensible, desde FACU se solicita que sean más accesibles pues gran parte de ellos no están al alcance del consumidor y no olvidemos que se encarece más de un 276 % desde la compra al productor, que también es un afectado en definitiva y los únicos beneficiados son los intermediarios. Justicia va unido al concepto de sostenibilidad.
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