• No rompas la cadena de frio.

Cuando hagas la compra, deja los productos refrigerados y congelados para el final y después llévalos a casa en bolas isotérmicas.

• Guarda los alimentos en recipientes cerrados.

Es conveniente mantener los alimentos en su envase hasta su uso, siguiendo las indicaciones de los fabricantes. Una vez abiertos, mantenlos siempre en recipientes cerrados. Revisa bien la fecha máxima de consumo recomendado una vez abierto el producto.

• Mantén la temperatura correcta.

Conserva a una temperatura máxima de 4º C, tanto los alimentos perecederos que son de nevera como los cocinados que no vayas a consumir inmediatamente. Recuerda seguir las indicciones que marca el fabricante en el envase y aquellos alimentos que no consumas tras su elaboración deben volver estar en refrigeración.

• Mantén la limpieza.

Lávate muy bien las manos antes y durante la manipulación de los alimentos. De igual manera, hay que trabajar siempre con limpieza en las superficies y los utensilios que vayas a utilizar.

• Los paños de cocina.

Siempre es mejor utilizar papel de un solo uso. Los paños de cocina acumulan y transportan microorganismos por lo que son un foco de contaminación. Si los utilizar, recuerda desinfectarlos.

• No descongeles a temperatura ambiente.

A temperatura ambiente los microorganismos se multiplican y supone un riesgo para la salud. Lo idóneo es descongelar en temperatura de nevera o microondas, si el consumo se va a realizar al poco tiempo de la descongelación.

• Separa alimentos crudos de cocinados.

No debes utilizar los mismos utensilios y tablas de cortar para ambos tipos de alimentos, ya que puedes contaminar los alimentos listos para el consumo con productos frescos, de igual modo, deberías mantenerlos separados también en el interior de la nevera.

AVACU / FACU / CECU