El martes 24 de junio, un titular sacude la conciencia de quien quiera mirar con responsabilidad el presente:
España registra 532 denuncias diarias por violencia de género.
Ese número, seco y contundente, no es una estadística más.
Es la suma de gritos, de heridas, de silencios rotos. Es la cifra de la vergüenza colectiva que todavía no hemos sido capaces de erradicar.
¿Es un número alto? No. Es insoportable.
Son casi 20 denuncias por hora. Una cada tres minutos.
Y aún sabemos que no todas las mujeres denuncian. Muchas callan por miedo, por falta de apoyo, por desconfianza en el sistema o porque el agresor está demasiado cerca.
Cada denuncia es un acto de valentía. Pero también es una señal de alarma:
532 veces al día, una mujer decide pedir ayuda porque su vida está en peligro.
Y aquí, en los barrios, también sucede.
Aquí, en Las Fuentes. Aquí, en Montemolín. Aquí, donde la vida duele más porque faltan recursos, sobran desigualdades y se cronifican las ausencias.
No podemos mirar para otro lado.
Tenemos que construir redes de barrio, puntos seguros, alianzas entre vecinas, espacios donde las mujeres puedan hablar sin miedo y ser escuchadas con respeto.
La educación es clave. La prevención es urgente.
Hay que trabajar desde las aulas, desde las familias, desde los espacios de cultura y participación.
Porque no basta con leyes: hay que cambiar mentalidades, transformar vínculos, educar en igualdad desde la infancia.
Una mirada que no se conforma.
La Mirada al Día nace para eso: para no acostumbrarnos al horror.
Para mirar el presente con compromiso, con perspectiva de barrio, de justicia y de humanidad.
Cada día que se registra una denuncia, es una señal de que fallamos como sociedad.
Pero también es una oportunidad de no fallar a quien nos necesita.
Que no se normalice lo que es inaceptable. Que no se oculte lo que duele. Que no se silencie lo que mata.
Desde aquí, desde abajo, seguiremos mirando. Y actuando.

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