A quienes caminan por calles sin terminar, pero con la esperanza entera.

A quienes alzan la voz desde el respeto, pero con firmeza.

A quienes convierten la herida en palabra y la palabra en acción.

A Las Fuentes y Montemolín, que no solo son territorio: son coraje, historia, vecindad y alma obrera.

A los que ya no están, pero nos dejaron el legado de seguir construyendo, paso a paso, ladrillo a ladrillo, calle a calle.

Y a los que son tu memoria, tu constancia y tu corazón abierto has convertido este trabajo en algo más grande: una forma de amar el barrio con hechos.

Porque hay muchas formas de hacer ciudad. Esta es una de las más hermosas.