En el barrio de Las Fuentes, cada metro cuadrado cuenta. En los años finales de los 70, con el proyecto del tercer cinturón Z-30 sobre la mesa, el barrio estuvo a punto de perder cuatro de sus cinco campos de fútbol. El trazado, realizado desde Madrid sin conocer la realidad local, pasaba por encima del corazón deportivo del barrio.

Fue entonces cuando la movilización vecinal, liderada por la Asociación Civitas Las Fuentes y el Club de Fútbol Santo Domingo Juventud, logró revertir el daño: se salvó parte del espacio y se crearon los actuales campos de Torre Ramona, fundamentales para mantener viva la práctica del deporte entre la juventud. ( fuimos entonces las dos únicas entidades que alegamos al proyecto y en buena hora que atendieron nuestras alegaciones porque sino hubiese sido un verdadero desastre para los intereses generales del Distrito municipal Las Fuentes).

No sucedió lo mismo en el cercano campo de los Calasancios, en el Camino de Miraflores. Allí, el silencio administrativo provocó que la Z-30 invadiera el córner del campo, inutilizándolo. Aquel campo fue el último en ser utilizado por la histórica Sociedad Deportiva Arenas, que venía de tener sede propia en la calle Melilla con piscinas, sala de bingo y el campo de Entrerríos. Sin espacio, el club desapareció.

Hoy, Las Fuentes vuelve a sufrir el cierre de su futuro. Mientras se anuncia la ampliación del Parque Torre Ramona como parte del Bosque de los Zaragozanos, no se atiende a la emergencia habitacional real del barrio. Ese espacio, según estudios del 2010 – 2011 podía albergar hasta 1.400 viviendas de protección oficial destinadas a jóvenes y familias con necesidad.

A esta falta de suelo se suma una profunda crisis habitacional: viviendas envejecidas, un parque de alquiler precario, migración interna hacia otros barrios y la llegada de nuevos vecinos (procedentes de Rumanía, África, Sudamérica) que se encuentran con precios inasumibles y condiciones indignas.

Si no hay futuro para la vivienda, el barrio se apaga. El urbanismo no puede volver a condicionar la vida de Las Fuentes como lo hizo entonces. El deporte se salvó por la lucha de sus vecinos. Hoy, la vivienda también exige esa misma lucha.

“La urgencia es clara. Las oportunidades existen”.

Todavía tenemos un camino hacia la RECUPERACIÓN Y EL FUTURO.

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