Decir lo que se ve. Nombrar lo que se calla. Gritar lo que otros silencian.

Hay quienes temen al micrófono más que al olvido.

Quienes prefieren que crezca el matorral antes que florezca la conciencia.

Quienes miran a otro lado cuando la ciudad se deshilacha por sus márgenes.

Pero la palabra —cuando nace del barrio, cuando se moja en verdad—

no pide permiso: exige justicia.

Este solar, como tantos otros rincones de Las Fuentes,

no se mide en hectáreas ni en metros cuadrados,

se mide en años de abandono, en promesas incumplidas, en puertas cerradas.

Y sin embargo, hablar de ello, visibilizarlo,

es ya una forma de resistencia, de dignidad vecinal.

Porque señalar lo que no funciona no es negatividad:

es compromiso con lo que amamos.

Aquí la palabra no adorna, ni disimula.

Aquí la palabra denuncia, revela, interroga.

Aquí la palabra es semilla, es fuego, es testigo.

Aunque el Ayuntamiento cierre la verja,

aunque la maleza cubra el olvido,

aunque nadie firme un papel que devuelva el uso social a este espacio,

nosotros no callamos.

Porque quien nombra, existe.

Y quien escribe, deja huella.

Y quien levanta la voz desde el barrio, está sembrando futuro.

Enlace del video:

https://www.facebook.com/reel/767481049271515?locale=es_ES