Casiopea: la constelación del norte que no logra orientar al consejero

Entre óxidos y promesas olvidadas, se mantiene en pie una escultura que mira al cielo con dignidad herida. Casiopea, obra del escultor Jacinto Ramos Gracia, fue instalada en enero de 2010 gracias al impulso de la Junta Municipal de Las Fuentes, en un cruce simbólico entre el barrio y el horizonte. Desde entonces, nadie ha venido a escuchar lo que esta figura intenta decir.

Casiopea es constelación y mito, madre de Andrómeda y reina del cielo del norte. Una guía para navegantes y pueblos antiguos, una brújula celeste cuando la Osa Mayor no se deja ver. Pero aquí abajo, en la Zaragoza del abandono, ni siquiera una estrella de hierro parece suficiente para guiar al consejero de Urbanismo, Víctor Serrano Celma, que sigue sin encontrar el norte… ni en el urbanismo ni en el respeto al arte público.

La escultura, ahora descolorida y salpicada de óxido, ha perdido el rojo fuego que la hacía destacar. Y con él, se ha ido también el cuidado institucional, la memoria del gesto que la trajo, el compromiso con el patrimonio de un barrio que ha luchado por dignificar su paisaje.

Ubicada frente al edificio de la Asociación de Disminuidos Físicos Las Fuentes, en el paseo Echegaray con Fray Luis Urbano, Casiopea representa mucho más que una pieza artística: es una metáfora urbana del olvido. Allí donde debería haber un cartel, una placa o simplemente una mirada, hay silencio. Silencio y desidia.

Pero las estrellas no olvidan. Desde su trono inclinado en el cielo, Casiopea recuerda que hubo un tiempo en que se soñaba con un barrio digno, con cultura accesible, con esculturas que fueran faros. Y sigue ahí, señalando —aunque no la escuchen— el camino que no se está tomando.

Quizá algún día, cuando el Ayuntamiento vuelva a mirar a Las Fuentes con la atención que merece, recuerde que hasta las constelaciones oxidadas piden algo muy básico: respeto, cuidado y memoria.

Porque no se trata solo de hierro y pintura. Se trata de dignidad. Y aquí, como siempre, Las Fuentes sigue esperando sin arrodillarse.